El calendario escolar contra la calidad educativa
El calendario escolar contra la calidad educativa.
Queda una semana al calendario escolar; el cual fue extendido bajo
la creencia de que aumentando días de trabajo en las aulas, mejoraría la
calidad de la educación. Digo creencia, pero podría decir supuesto,
ilusión, falacia; cualquiera de estos vocablos quedaría perfectamente
para hacer valedora la expresión, porque desde luego, no hay certeza
científica ni pedagógica detrás de la decisión, sino una postura
publicitaria que esconde la complejidad del proceso educativo, que
ciertamente sería efectivo si hubieran dispuesto los profesores desde
hace tiempo, del conjunto de elementos didácticos, formativos,
comunicativos, materiales, tecnológicos, salariales, etc. necesarios,
suficientes y convergentes para lograr la calidad educativa, meta de la
Reforma que a estas alturas sigue sin tener pies ni cabeza. Quince
días más, durante los cuales en las escuelas no saben que inventar para
mantener la imagen de que se cumplen los días previstos para el ciclo
escolar. Igual las autoridades quienes han sometido a inspectores y
profesores a una especie de tormento chino, cuando se trata de reportar
sus evaluaciones a través del sistema digital diseñado precisamente como
ejemplo de lo más útil para gastar el tiempo sin provecho: subir
datos, descripciones, gráficas, estadísticas de las cuales no existe
mínima retroalimentación ni consecuente planeación para el periodo
siguiente, pero sí evidencias del ingenio magisterial para hacer como si
funcionara el extraordinario sistema y coadyuvar de paso, a mantener la
igualmente innecesaria burocracia en la SEP.Lo que sí está comprobado
es que cantidad no es igual a calidad, menos bajo las condiciones del
país; y es que, por donde le busquen, el rendimiento escolar ha ido a la
baja; más aún el del profesorado que hoy en día no goza del tiempo
suficiente para reponerse del desgaste profesional de ejercer la tarea
docente sin recursos y con altas expectativas y exigencias. Año con año
los profesores “quemados” aumentan, los cuales inician el nuevo ciclo
con actualizaciones coreadas, sin estar recuperados al 100%. La
consecuencia silenciosa es que sus inconscientes empiezan a defender su
salud mental y caen en la simulación docente que se expresa de muchas
maneras, y cuyo resultado es la complicidad sistematizada de las
escuelas, reflejada en la baja de rendimiento y calidad educativa. Pero
sigamos en la omisión y el fingimiento, con la complicidad sindical que
permite este abuso contra la salud mental y física del magisterio y el
crimen escolar contra la niñez mexicana, ya de por sí con nulo futuro,
según comprueban la otras fatales Reformas Estructurales.
r_esparzac@yahoo.com.mx
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