9 cosas que
NUNCA debes decirle a tu hijo en una discusión
Tener discusiones con tus hijos es inevitable, pero
cuando la discusión se agita hay nueve frases que debes evitar a toda costa.
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Los desacuerdos entre tú y tus hijos son un hecho de la paternidad. A
medida que los niños crecen, empiezan a afirmar su independencia y las
relaciones con los hijos pueden empeorar rápidamente cuando tus "hijos no
tan pequeños" descaradamente desobedecen o irrespetan. Cuando se discute
con los hijos, asegúrate de evitar estas nueve frases a toda costa:
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1. Malas Palabras
Las groserías son
un definitivo NO. No se las lances de vuelta a tu hijo si es que él las usa
contigo. Al final, tú eres el adulto y todo lo que haces está mostrándole cómo
comportarse cuando él llegue a la edad adulta. Si tú profieres obscenidades
cuando discutes con tu hijo, él va a hacer lo mismo con tus nietos.
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2. "Eres", o "Eres un" (y aquí
cualquier insulto)
Parte de tener una
discusión justa es, primero, expresar de forma constructiva tus verdaderos
sentimientos y preocupaciones y, segundo, trabajar juntos para resolverlos. Los
insultos no van a lograr ninguno de estos dos propósitos y sólo causarán
sentimientos de dolor y aumentarán la ira, las cuales marcarán a tu hijo y
pueden afectar en gran medida sus relaciones y autoestima en los años
venideros.
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3. "Nunca te quise" o "¡Me gustaría
nunca haberte tenido!"
Estas son frases
fáciles de usar para refutar la rabieta clásica: "Ojalá nunca hubieras
nacido". Pero nunca te permitas decir esto. Cuestionar la validez del
derecho a la existencia de tu hijo, nunca es un pensamiento que deseas
implantar en su mente —y puede volverse en tu contra, si trata de hacer esa
aseveración realidad—.
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4. "Fuiste un error", o "¡Arruinaste
mi vida!"
Echarle la culpa a
tu hijo por estar aquí no tiene sentido y hace notar que no eres los
suficientemente madura para ser madre. Haber nacido no fue su decisión —fue, de
hecho, la tuya—. Además, tal afirmación tan terrible dice más de ti que lo que
dice de él.
Es fácil comparar a
tu hijo rebelde con un muchacho más ejemplar cuando llegan esos tumultuosos
años de la adolescencia. Pero recuerda que tu hijo está tratando de encontrarse
a sí mismo. Él es él, y pedirle que sea otra persona es lo mismo que decirle:
"Tú no eres lo suficientemente bueno como eres."
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6. "Te odio", o "¡Yo no te
quiero!"
Esperemos que
ninguna de estas afirmaciones sea verdadera. Ambas afirmaciones son tan
inútiles y carentes de tacto, que terminan por crear una mayor brecha entre tú
y tu amado hijo. Inclusive si son ciertas nunca se deberían decir. Y, de hecho,
si lo sientes, ello significa que ambos necesitan buscar ayuda profesional.
Escuchar es mucho
más difícil y mucho más importante que hablar. Lo que causó la discusión
original es probablemente un problema de comunicación, así que reforzar esta
idea simplemente va a agravar la situación.
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8. "Me voy", o "¡No voy a
volver!"
Tu hijo te
necesita, no importa lo mucho que diga que no es así. No le des a tu hijo una
razón para sentirse abandonado. Si tienes que salir a respirar aire fresco,
hazlo. Pero no tomes las llaves: solo date el tiempo que necesites y luego
regresa.
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9. "¡Fuera de la casa!"
Tu hijo necesita un
refugio seguro al cual llamar casa y un lugar cómodo donde pueda descansar.
Arrebatarle esto no solo es contra la ley, sino que causa daños catastróficos a
la relación que hay entre ambos. Y quizás tu hijo no esté muy dispuesto a
regresar a casa una vez que tú te hayas calmado.
No perder los
estribos en el medio de una agitada discusión con tu hijo requiere temple,
paciencia e inmensa cantidad de auto-disciplina y autocontrol. Pero como padre,
esta es la responsabilidad que tomaste cuando decidiste comenzar una familia.
Sé el adulto, asegúrate que cada discusión genere una solución —y recuerda
guardarte esas palabras poco amables—.